En esta región del estado de Veracruz se han adoptado costumbres alimenticias provenientes de otros países. Por ejemplo, en San Rafael, población cercana a Martínez de la Torre, los inmigrantes franceses  han desarrollado sus gustos culinarios adaptándolos a las tradiciones de esta zona.

La población totonaca se divide en dos partes: la zona de Jalapa y la zona de Papantla. A pesar de pertenecer al mismo grupo étnico, la relativa lejanía en la que viven los totonacos de estas regiones les ha hecho adoptar patrones de alimentación diferentes. Curiosamente en medio queda Martínez de la Torre, con un aislamiento cultural gstronómico relativo; de tal forma que su cocina mestiza no está mezclada con las costumbres indígenas, tal vez por sus raíces extranjeras.

En la zona de Martínez de la Torre, San Rafael y Nautla, se recolectan mariscos como ostiones, camarones y acamayas. Estas últimas se preparan al mojo de ajo o con salsa de chile chipotle y son muy populares.

Una de las actividades más importantes de la zona es la siembra de cítricos, por lo que a los lados de la carretera es común observar huertos de naranjos y limoneros que, en tiempo de floración, aroman la región y constituyen un bellísimo paisaje.

En las comunidades martinenses del Ojite y Mentidero existe una industria artesanal de productos lácteos en los que se destacan: el pay de queso, el queso de hebra, el queso crema y el queso botanero.

Los principales platillos típicos del municipio son: Acamayas al mojo de ajo, Cocteles de mariscos. Chilatoles, garnachas, gorditas, empanadas y enchiladas (acompañadas de salsa típica de la región). Chilpozo de pollo y gallina. En el municipio para fiestas y reuniones sociales se acostumbra elaborar los siguientes platillos, con un toque especial de la región: carnitas de cerdo; chafaina; mole de guajolote, gallina y pollo; tamales envueltos en hojas de plátano, con carne de cerdo, pollo o frijoles; chilpachole de jaiba, minilla o saragalla.

En Martínez de la Torre; la vainilla constituyó una fuente respetable de ingresos y se constituyeron locales especiales como la “vainillera” y aún existen personas que se dedican a esta industralización tan meritoria.